lunes, 10 de noviembre de 2014

Don Fernando, el infante conquense


El hijo de Doña Leonor de Plantagenet 


nacido en Cuenca hace 825 años

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico

El 29 de noviembre de 1189 nacía en Cuenca el Infante Don Fernando, hijo del Rey Alfonso VIII y Doña Leonor de Plantagenet.

Los padres de la reina fueron, la gran Leonor de Aquitania, por derecho propio duquesa de Aquitania y Guyena y condesa de Gascuña y reina consorte de Francia (1137-1152) y reina consorte de Inglaterra (1154-1189) y su padre Enrique II Plantagenet, Rey de Inglaterra, Duque de Normandía y Aquitania y Conde de Anjou. Emplearon a la joven Leonor de Plantagenet como pieza de ajedrez casándola con nuestro joven rey D. Alfonso VIII. Ella tenía 10 años y él 15. La mayoría de edad se tenía a los 14 años. Su matrimonio sirvió para reforzar nuestras fronteras con Francia.

Doña Leonor tuvo a lo largo de su vida diez hijos. Don Fernando  nació en Cuenca, fue el sexto, pues antes nacieron: Berenguela (1179-1246), Sancho (abril 1181 - julio 1181), Sancha (1182 -1184), Urraca (1186-1220), Blanca (1188-1252) y Don Fernando que nació el 29 de noviembre de 1189 y murió en Madrid el 14 de octubre de 1211, heredero de la Corona de Castilla. Y después nacieron: Mafalda de Castilla (1191-1204), Leonor (1190-1244), Constanza de Castilla (1195-1243) y Enrique (1204-1217) que sucedió a su padre, Alfonso VIII, con el nombre de Enrique I.

El nacimiento de Don Fernando vino a coincidir con la terminación de la guerra que sostenía Castilla con el reino de León, cuyo monarca pidió la paz ese mismo año, siendo una de la cláusulas de capitulación el matrimonio con la infanta Doña Berenguela, hija mayor de Alfonso VIII.


Escena de Alumbramiento según la Biblia Maciejowski (folio 19, hacia 1240).
Como la codicia no tiene límite, diré que Doña Berenguela había sido prometida con capítulos matrimoniales y firmados al hijo de Federico I, Emperador de Alemania, el apuesto Conrado Barbarroja; pero al nacer Don Fernando, que heredaba el trono de su padre se deshizo el acuerdo. De no haber sido varón el nacido, el trono lo hubiera heredado su hermana y Conrado hubiera sido rey consorte.

Es de suponer, que la ciudad de Cuenca celebraría el acontecimiento.  Aun cuando nada dicen las crónicas, que hasta ahora se conocen, de la fiesta con que se celebraron tales acontecimientos, es indudable que las hubo. Como eran tiempos de continuas batallas y con ello también eran aficionados a la buena y abundante mesa, es de suponer que aprovecharían el acontecimiento para aumentar el condumio de los varios yantares diarios, el almuerzo a la hora tercia, luego la merienda y después la comida del anochecer que tiempos más tarde la llamarían cena. Las mesas abundaría la carne de caza, entre platos de huevos, cuajadas y dulces irían los yantares que con sólo el cuchillo y la cuchara tomarían de las bandejas, al ser el tenedor mucho más moderno, aunque la gente bien, cumpliera los preceptos que luego había de ordenar Alfonso X para ser enseñada a los príncipes: “non les deben consentir que tomen el bocado con todos los cinco dedos de la mano, para que non les fagan grandes”.

Las actividades que se llevarían a cabo pudieron ser, los caballeros se divertirían bohordando o tirando con arco  y ballesta, sirviendo a la vez de distracción pública, mientras los plebeyos tiraban a la barra, lanzaban piedras o jugaban a los bolos y quién sabe si ya conocerían las vaquillas enmaromadas, que siempre fueron los conquenses aficionados a los toros y en el patio del Alcázar los disfrutaran.

¿Don Fernando se crió en Cuenca? No hay crónica que diga lo contrario, por lo que es de suponer que pasó su niñez en esta misma ciudad. Don Fernando alimentó las esperanzas de sus padres y de los súbditos con su valentía y buen carácter. Sin embargo, murió en 1211, con tan sólo veintidós años, tras una expedición  contra los musulmanes por Montánchez y Trujillo.

 ¿Se sabe algo más de Don Fernando? Si, al comienzo del siglo XIII el único enemigo que le quedaba a Alfonso VIII era los almohades. Había sufrido una derrota en Alarcos y es de suponer que tuviera sed de resarcimiento. La lucha contra musulmanes era una fuente de prestigio al estar apoyada por el Papa. Alfonso VIII decide no renovar la tregua con los Almohades en 1210 y prepararse para la confrontación. El infante Don Fernando, hijo de Alfonso VIII, era uno de los mayores partidarios de no renovar la tregua y escribió al Papa Inocencio III en 1210 explicándole sus deseos. El Papa responde en  diciembre de ese mismo año exhortando a los obispos hispanos a que predicaran desde los púlpitos la guerra y otorgaran a los participantes en la lucha los mismos derechos que a los cruzados, concediendo todo tipo de indulgencias y en marzo de 1211, el Papa amenaza de excomunión, por medio de una bula, a quien se atreva a atacar a otro reino cristiano inmerso en esta cruzada, finalizando los conflictos fronterizos que dividían a los reinos cristianos. Como se ve Don Fernando era un joven valiente que acompañaba a su padre en las batallas que se celebraron durante su existencia. En 1211 a su regreso murió en Madrid de fiebres. 

Las esperanzas que se pusieron en la persona de Don Fernando se fueron al traste, ocasionando un profundo dolor con su pérdida. A su muerte el trovador Guiraut de Calanson señala que Don Fernando era “agradable en toda acción” y “amable” en el aprecio tanto de la dama como del caudillo, como demuestra el planh (1*) de Guiraut de Calanson, las affabilitas (las virtudes) está bien documentada en la poesía trovadoresca de la corte de Alfonso VIII.



Escena cortesana, con trovador incluido,  según la Biblia Maciejowski (folio 26, hacia 1240).

Decían de Don Fernando: “Si Dios hubiera placido amar tanto a este mundo, debiera haber sido caudillo e guía, Fernando, el hermoso, el bueno, el agradable en toda acción, el liberal, el franco, el valiente y el amable, con el que parecía que fuesen compensadlos el Joven Rey, Ricardo el famoso y el conde Jaufré, los tres valiente hermanos, a quienes se parecía en cuerpo y facciones, y en magnanimidad y en ser padre de todos los bienes, que ahora es dolor de valentía y de generosidad”.  Como ves el planh (1*) destaca primero  la belleza del infante y luego afirma su parecido físico con sus tres tíos: Guillermo de Inglaterra, el famoso Ricardo Corazón de León y el conde Godofredo de Bretaña, cuya agradable presencia física se suponía.



Cuenca, noviembre de 2014



Fuentes:
-          (1*) Planh: Obra lírica.
-          “Leonor de Plantagenet y la consolidación castellana en el reino de Alfonso VIII”. José Manuel (2012).
-          Poesía juglaresca y juglares. Orígenes de las literaturas románicas. 1942. Madrid. Austral 1991.
-          “Curia y cortes en el reino de Castilla”. Las cortes de Castilla y León en la Edad Media. Vol.1 Valladolid: Cortes de Castilla y León, 1988.
-          Los trovadores en España. 1861. Barcelona CSIC, 1966

-          La Literatura en la corte de Alfonso VIII de Castilla. Antonio Sánchez Jiménez.